ANTES
Mi amiga Nuria quería que la celebración de su 35 cumpleaños fuera diferente y planificó una apretada agenda de actividades desde la mañana hasta altas horas de la noche. Algo así como una boda gitana pero en versión aniversario treinteañero. La primera cita era nada menos que una sesión de una hora de risoterapia en una academia de teatro de Russafa. La verdad es que no sabíamos muy bien con qué nos íbamos a encontrar y si iba a ser algo divertido o más bien una chorrada.
Dicen que la risa es un divertimento de lo más sano, que produce endorfinas, ejercita multitud de músculos, elimina toxinas, oxigena el cuerpo o libera tensiones cervicales... También dicen que genera arrugas en el rostro, pero eso no me preocupa tanto, ya que estoy acostumbrado a que siempre me echen mas años de los que tengo.
Las risoterapias consisten en una serie de juegos entre los participantes con el propósito de mantener al personal en un estado de diversión y dinamismo continuo. Reír, nos reímos y mucho, pero tenemos que admitir que somos un grupo de amigos que se presta a ello. No nos costó nada entrar en el juego y hacer todo tipo de payasadas en el mejor sentido del término, desde imitar y contagiarnos la risa a poner música a nuestros problemas. No pude evitar pensar en personas que conozco para las que una risoterapia sería un suplicio, pero no era el caso de ninguno de los que allí nos reunimos. Además, creo que la monitora se divirtió mucho con nosotros y nuestras ocurrencias.
No creo que tuviera el mismo resultado con otros grupos de gente que no se conocen entre sí o entre los que no hay confianza. Hay algunos jefes que se empeñan en que sus empleados acudan a este tipo de eventos y no siempre sale bien.
Al finalizar la sesión, que tuvo momentos desternillantes que no voy a describir aquí, nos quedamos como si hubiéramos estado haciendo ejercicio durante una hora: cansados, sudados y muy relajados y contentos, es decir, que en cierto modo, la experiencia funciona. Alguno que otro se quejó de mandíbula dolorida, un efecto secundario de la terapia. La jornada continuó con la mascletà, comida en un restaurante y tras unas horas de descanso, retomamos la fiesta por la noche hasta que el cuerpo dio de sí. Desde luego, un cumpleaños original y diferente, así que muchas gracias Nuria por la gran idea que tuviste.
DESPUÉS
Qué guay!! y que clebración tan original, me ha gustado la idea. Besos
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