lunes, 16 de agosto de 2010

UN PIANISTA EN VARSOVIA


Chopin  contempla al pianista interpretar sus composiciones

 Una de las visitas obligadas de Varsovia, dentro de mi reciente viaje por Polonia, era la de visitar el parque Lazienki: en estos jardines, además del famoso palacio sobre el agua y los invernaderos, hay una plaza con una estatua dedicada a Chopin. No sé si era una costumbre veraniega de la ciudad o entraba dentro de los actos del bicentenario del compositor, el caso es que nos encontramos con un concierto de piano al aire libre. Lógicamente, el pianista tocaba piezas de Chopin y lo hacía no sólo con la dificultad de tocar en un espacio abierto, sino con la presión añadida de sentirse observado y juzgado por la mirada de piedra de la estatua de Chopin. Otra de las cosas que me llamó la atención era el abrumador silencio del numeroso público (niños incluidos). A lo mejor me equivoco, pero me costaría creer tanto respeto y aprecio por la música en un concierto al aire libre en un parque de mi ciudad. Allí únicamente se oía al pianista y al viento que agitaba las copas de los árboles.
 Nos sentamos un rato a escuchar y poco a poco me dejé llevar por la música. Aprovechaba las pausas para preguntar entre susurros a mis compañeros de viaje, todos ellos expertos en música, las pequeñas dudas que me iban surgiendo y de pronto, una de las piezas empezó a resultarme familiar. Enseguida la relacioné, era lo mismo que tocaba Adrien Brody, interpretando a Wladislaw Spilzman, en la genial escena de la película "El pianista" (Roman Polansky)

El oficial nazi, consciente de la inminente derrota, obliga a Wladislaw a tocar el piano

No fue la primera vez que viendo Varsovia me acordé de esta película, la noche anterior habíamos callejeado por la zona donde se estableció el gueto de Varsovia. Este barrio amurallado hacinó a 450.000 judíos a comienzos de la guerra antes de que en 1942 comenzara el exterminio. Hoy en día sólo quedan un par de edificios, monumentos conmemorativos y las indicaciones por donde estaba el muro.

Foto hecha a la acera cuando nos adentramos en lo que en su día fue el gueto

 El cine me ha enseñado tanta historia o más que los libros de texto y parece que no soy el único: cuando visitamos Cracovia, en mi guía ponía que el barrio judío había tenido un resurgir turístico desde el estreno de "La lista de Schindler" e incluso pudimos comprobar como había tours que incluían la visita a este barrio junto con las viejas fábricas de Oskar Schindler. A algunos les parecerá triste que hayan tenido que hacer una película para que la gente se interese más por estas visitas, pero también podemos pensar que más vale tarde que nunca.

1 comentario:

  1. Bueno, yo creo que el cine forma parte de la cultura. No tenemos tanto tiempo para leer todo lo que pasa, sin embargo, una película que te cuente algo ayuda.

    Recientemente los chinorris han estrenado la peli de Nanjing Nanjing (aqui titulada no sé cómo de una ciudad que tiene vida y también tiene muerte), si no la hubieran hecho yo quizá no me hubiera enterado de cómo el japón agredió Nanjing.

    El único cuidado que hay que tener, es que Hollywood da algunas ideas bastante distorsionadas. Siempre usa la IIGM para pintar EEUU superchupi, pero los EEUU fueron tan responsable del ascenso hitleriano como otros países occidentales (Francia, Inglaterra).

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