Antonia es una joven que trabaja como guionista en el Madrid de la década de los ochenta, pero ésta no es una novela sobre el fenómeno de la movida madrileña. "Lo que me queda por vivir" nos presenta a un personaje femenino, con bastante carga autobiográfica, que se tiene que ir abriendo paso ante varios frentes abiertos: una maternidad algo prematura, una difícil separación, la soledad y los fantasmas de un pasado que parecen condenados a instalarse en el presente.
Durante toda su lectura, la autora va alternando anécdotas, saltando en el tiempo sin un orden aparente. Este hecho genera un poco de desconcierto y no sabes bien qué es lo que te están tratando de contar concretamente. Ahora bien, una vez terminada, el bombardeo de pasajes, algunos de ellos geniales, se acaban asentando y la novela toma cuerpo por sí misma. En general , es un libro que se disfruta, que transita con acierto de las situaciones más divertidas a las más amargas y emotivas. Además, en esta obra se presenta un profundo análisis psicológico de su protagonista que, al relacionarla inevitablemente con la autora, te da que pensar que más que una novela, es un valiente ejercicio de autoconocimiento y al mismo tiempo de desnudez ante el lector.
Yo sólo conocía a Elvira Lindo por sus ingeniosas columnas en El País y por sus guiones para el cine. Siempre me ha gustado su estilo sencillo y ocurrente. En este libro, queda bastante patente la que considero que es su gran baza a la hora de escribir, aunque en algunos tramos, a la hora de profundizar en el personaje de Antonia, retuerce algunas frases de forma innecesariamente complicada. Pegas totalmente perdonables en un libro notable y recomendable.
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