Por fin he podido cuadrar la agenda y poder salir de ruta con el consolidado y simpático grupo excursionista llamado "Los choripanes". Aún lejos de ser oficialmente admitido, creo que puedo afirmar con seguridad que tuve un buen estreno. Sé que me faltó ganarme a las altas esferas con delicias gastronómicas, pero eso tiene fácil arreglo en futuras ocasiones.
Para mi bautismo senderista, y dado que el atuendo apropiado es un factor importante para entrar con buen pie, tuve que hacerme con un equipo para vestirme de arriba a abajo, a pesar de que eso desestabilizara ligeramente mi cuesta de enero.
En plena ruta
El plan del día nos llevó a la zona de La Vall de Laguar: una ruta circular con inicio y meta en la localidad de Fleix, subiendo y bajando los montes que rodean el valle y con unas vistas espectaculares durante todo el trayecto. El comienzo estuvo marcado con unos minutos de aguanieve y durante todo el camino una débil lluvia nos iba visitando de tanto en tanto. Quizás en el momento de la comida fue donde más frió pasamos, pero una vez te pones en marcha y recuperas el ritmo ni lo notas. Aunque ahora tengo un poco de agujetas y estoy resfriado, concluí con comodidad los 14 kilómetros de ruta, charlando con unos y otros y disfrutando del paisaje. La zona también recibe el nombre de "Barranc de l'infern" pero que nadie piense que es una ruta peligrosa. Además, estuvo bien que fueran alternándose los tramos de ascenso y descenso para que no fuera especialmente duro. Exactamente, la altitud máxima fue de 603m y el ascenso total de 815m según la web http://senderismo.rocacoscolla.com/.
La anécdota más curiosa del día fue el encontrarnos una perra extraviada que nos acompañó durante todo el camino. Una vez asumimos que iba a compartir el día con nosotros, la adoptamos como una más del grupo y creo que alguien la bautizó como "Lola". La perra parecía conocerse el trayecto e incluso daba la sensación de que pretendía protegernos, mientras nos preguntábamos qué íbamos a hacer con ella al regresar a casa. Al llegar a Benimaurell, una vecina la reconoció y nos dijo que el dueño era de Fleix, el pueblo donde estaba nuestra meta. Aunque la perra, realmente llamada "Xicona" (y no Chipiona como decía Alfredo) acabó finalmente con su dueño, no fue un reencuentro precisamente de película Disney de sobremesa. Yo creo sinceramente que prefería nuestra compañía o la de nuestro líder e inestimable guía, Vicente, que dejó por un momento su apodo de "Coronel Tapioca" para ser "El encantador de perros".
Només dir-te que en tot cas seria Xicona, no "Chicona". Ve a ser com dir "Mogente" per Moixent, "Jaraco" per Xeraco, "Fuente la Higuera" per La Font de la Figuera o "Jalón" per Xaló.
ResponderEliminarAhora mismito lo cambio
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ResponderEliminarCuan pulcro can.
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