viernes, 8 de enero de 2010

"CAPITALISMO: Una historia de amor" de Michael Moore


Supongo que pecaré de ingenuo al pensar que con los miles de millones de dólares del contribuyente con los que se rescata a los bancos en estos tiempos de recesión, se podrían solucionar inmensos problemas mundiales. Supongo que pecaré de demagogo si hago el sencillo cociente de miles de millones de dólares entre los casi 7000 millones de habitantes del planeta. A Michael Moore también le acusan a veces y con algo de razón, de ser un pelín manipulador y demagogo. Pero de todo lo que cuenta en sus documentales, estoy seguro que hay un gran porcentaje de autenticidad, de verdades incómodas, verdades que duelen como puñetazos.
Michael Moore hace esta vez un repaso del sistema capitalista y de cómo éste ha acabado arruinando a su país. Es impresionante como el 1% de la población, con el control de la banca y el gobierno, ha terminado hundiendo el sistema y encima obtienen su salvación de quienes han exprimido durante décadas: el pueblo.
A medida que los impuestos de la minoría rica han ido descendiendo (sobretodo al llegar Reagan) los abusos contra los trabajadores han ido aumentando para saciar su creciente avaricia: bancos que proponen engañosas refinaciaciones de sus casas a los ancianos, empresas que cobran seguros de vida de empleados fallecidos, reducciones de plantilla y sueldos irrisorios ninguneando a los sindicatos... Tras toda esta información, Moore se pregunta por qué el resto de su país, ese 99%, no ha hecho nada hasta ahora, como si tuvieran la esperanza de poder acceder algún día a la minoría rica. Según nos muestra en un par de ejemplos muy interesantes, el pueblo se está despertando y pequeños granitos de arena están juntándose en una mínima pero alentadora revolución.
Un documental muy bien explicado con un habitual exceso de exhibicionismo por parte de Moore. Sus momentos más payasos, con la necesaria intención de tocar las pelotas, son divertidos, pero quizás debería reducirlos en favor de un análisis más profundo de alguno de los datos que presenta. Moore tiene talento para entretener a pesar de que su material sea de lo más dramático, pero corre el riesgo de perder seriedad.
Finalmente, el conjunto resulta satisfactorio y con momentos muy impactantes. El problema es que por la fecha en la que se concluyó su filmación, deja un mensaje de esperanza volcado en la figura de Obama que me parece demasiado optimista y algo panfletario.

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