Mi abuelo, Abelardo Ibor, nos dejó cuando yo sólo tenía 8 años. Aunque mis hermanos compartieron más años junto a él, aún guardo bastantes recuerdos propios. Para nosotros no era ni nuestro "abuelo" ni nuestro "iaio", teníamos una particular y no muy original forma de llamarle: "iaie"
Mi iaie vivió toda su vida en el Grao de Valencia, un barrio del distrito marítimo junto al Cabanyal-Canyamelar. Aunque trabajaba en las oficinas del puerto, tenía afición y talento para las artes plásticas: era un apasionado de la fotografía y conservamos en cajas cientos de ellas, pero también le gustaba pintar y firmó algunos de los carteles de la Semana Santa marinera entre los años 40 y 50:
Esta es una copia que venden por internet de uno de los carteles . El original lo tenemos nosotros.
Mi iaie contaba que de pequeño veía a Sorolla pintar con su caballete plantado en la playa de la Malvarrosa, y años más tarde presumía de su amistad con Mariano Benlliure o consiguió un ejemplar firmado y dedicado de "El viejo y el mar" cuando Hemingway acudía a darse un homenaje al restaurante La Pepica... El caso es que durante toda su vida, estuvo rodeado de estímulos para dar rienda suelta a sus inquietudes artísticas.
Sabía también que era aficionado a los toros, pero hace poco me contó mi madre que durante su juventud y entre sus muchas aspiraciones, estaba la de ser torero. Mi hermano y yo buscamos entre todas las fotos que guarda mi tía y al final dimos con la prueba: unas fotos de 1924 en las que practica con su capote frente a unos astados que no parecen muy peligrosos. Lo mejor de todo era el nombre que aquel chaval de 17 años tenía pensado para su debut en una plaza: Iborito del Grao... Ahí queda eso.
Mi iaie dándolo todo frente a un animal que parece más manso que bravo
Además, mi hermano también encontró una foto en la que posa con el antiguo uniforme del Levante, así que por lo visto, también ambicionó el mundo del fútbol... Qué contento estaría al ver al Levante U.D. en su situación actual. Con los años, los sueños de ese chico que quería ser torero o futbolista, el colmo del tópico español, se decantaron más por la pintura, la fotografía o la música... Sin duda el que ha heredado más claramente su talento artístico es mi hermano Santi, y afortunadamente, ninguno ha querido continuar la estela de Iborito del Grao, no somos especialmente taurinos en casa.
Abelardo Ibor, de pie y en el centro. Clavadito a mi hermano Carlos.
La anécdota del toreo me resultó entrañable y ha hecho que estos días me acuerde mucho de los momentos vividos con mi iaie, sobre todo ahora que se acerca el aniversario de su marcha. Intentaré retener con fuerza en mi mente todos y cada uno de los recuerdos para que el paso del tiempo no los borre nunca.
Para mi madre y mi tía Mila.
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