martes, 23 de febrero de 2010

LA FELICIDAD DE LOS DESTERRADOS


Si de mi estancia en La Vega Baja se escribiera una novela, "La felicidad de los desterrados" sería el título perfecto. Por lo menos así lo acordamos Jose, Rosa y yo, de camino a Torrevieja donde recientemente hemos pasado un fin de semana de reencuentro con las amistades que allí hicimos. Como en el título, el contraste es lo que define la experiencia Torrevejense: por un lado nostalgia por los divertidos momentos que tuvimos, pero por otro alivio por poder trabajar ahora cerca de casa hasta que Conselleria decida. Para que el reencuentro fuera pleno, nos acercamos a uno de los institutos donde trabajé, que tiene el pintoresco nombre de "Playa Flamenca". El centro en cuestión es un revoltijo de barracones emplazados en un inestable terreno ganado a un barranco. Es una zona considerada no edificable y que cada vez que hay alerta de tormenta se tiene que evacuar por riesgo de desprendimiento. Para rizar más el rizo, está en medio de varias urbanizaciones donde la mayor parte de la población es británica, lo que le da al área la sensación de estar en otro país sin haber cogido ningún avión.
Como era día de mercadillo, tuvimos que dejar el coche y subir por la avenida que lleva al instituto. La galería de personajes que nos cruzábamos y los momentáneos flashes de mi memoria al pasar por algunos insólitos lugares, hicieron de la subida toda una experiencia regresiva. Cómo olvidar el bar de "la puñalá" donde asesinaron a un tipo y la policía nos desvió para llegar a nuestro trabajo. O el parquecito con la escultura por el recuerdo de una niña también asesinada... En fin. ¿Y la inmobiliaria "Juana"? Con esa mujer de cardado pétreo y sonrisa ensayada, que manejaba el cotarro de los pisos de alquiler con gran profesionalidad y juntaba a todos los profes en el mismo barrio, creando así una especie de gueto de interinos. Genial.
Supongo que leyendo esto os dará la sensación de que nadie puede tener una buena experiencia en un entorno como éste, pues yo la tuve. No sé si porque cojo sólo lo bueno de cada sitio (la gente, mis bares y restaurantes...) o porque mi memoria es extremadamente selectiva, pero tengo un buen recuerdo de aquella estancia y de ese lugar donde absolutamente todo lleva subtítulos en inglés (Abogados-Lawyers, Zapatos-Shoes...). Será también por el resto de desterrados que allí llegaron junto a mí y algunos que nacieron en esa tierra y reciben aplausos de agradecimiento cuando en las adjudicaciones de plazas eligen, lógicamente, su hogar como primer destino. Sea por lo que sea, me alegro de haber estado allí, aunque no lo cambiaría por lo que tengo ahora... pero me parece que esa decisión, lamentablemente, no me corresponde. Así que, parafraseando a Shakespeare, soy una marioneta del destino.

4 comentarios:

  1. Estás atrapado por tu hipoteca. Me da a mí que sin tu piso de Valencia igual hubieras buscado la definitiva en Torrevieja, mira tú.

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  2. Me alegra que tengas un buen recuerdo de Torrevieja. Aishh, parecía el túnel en el tiempo, como si de nuevo estuviéramos tod@s en el IES 5 de nuevo, jeje, con sus personajillos incluidos XD.
    Me dio pena no despedirme de vosotr@s. Como no me llamabais, interpreté que os habíais ido con prisa a Valencia porque os habíais despertado tarde. En fin... Que ha sido breve, pero muy bueno. Ojalá volváis, aunque sea de visita.

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  3. Se te olvida mencionar que el subtítulo de tu novela sería"En tierra de macarras"por lo del alumnado y eso

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  4. Doncs per a mi l'experiència per a mi fou fastigosa. I així serà sempre. Torrevieja, puaj!!

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