jueves, 28 de julio de 2011

BAÑISTAS AL RESCATE


 Hay gente que piensa que la sobreexposición de desgracias que vemos en las noticias por televisión acabará por insensibilizarnos al dolor ajeno en vez de empatizar e implicarnos más. El otro día las noticias iban sobre un enésimo rescate económico a costa del sufrimiento de los ciudadanos, incomprensibles índices bursátiles y terribles atentados de la creciente extrema derecha... Entre tanta negatividad se coló una noticia que, aunque triste, desprendía caridad y esperanza en el ser humano.
 Un grupo de bañistas disfrutaban de una mañana veraniega en la playa de Bolonia (Tarifa). Sus cuerpos se tostaban al sol o se refrescaban en el mar, desconectando totalmente de las preocupaciones de la rutina y el trabajo. En ese momento, una patera con 35 subsaharianos se acercó a la orilla. Lejos de mostrar indiferencia como se desprende en las fotos de abajo, los bañistas acudieron al rescate de la embarcación antes de que llegaran los equipos de salvamento.


Aparcaron momentáneamente sus vacaciones y se movilizaron para ayudar a los inmigrantes. Sacaron primero a los menores de la embarcación y luego ayudaron a salir a los adultos. Usaron sus toallas y pareos para protegerles, les dieron agua y todo lo que tenían en ese momento. Se dieron escenas conmovedoras: como la de la bañista amamantando a uno de los bebés ya que su madre era incapaz de darle de comer, o la de otra bañista que tranquilizaba en su regazo a un dolorido y extenuado recién llegado.


No es la primera vez que el primer y el tercer mundo chocan de esta manera tan radical en nuestras costas. El relax de unas vacaciones se encuentra a golpe de ola con la desesperación más absoluta, la de abandonar tu tierra por no tener nada que echarte a la boca. Lo mejor es que del resultado de este encuentro haya surgido un gesto humanitario, solidario y no una muestra de rechazo o indiferencia. Estos subsaharianos que llevaban el sufrimiento de su tierra a cuestas, han hecho una durísima travesía marcada por el dolor del hacinamiento, el hambre y la deshidratación. Han llegado aquí donde su futuro es realmente incierto, pero al menos han tenido unas cuantas manos tendidas que han hecho más llevadera su llegada.

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Al día siguiente escuché una noticia que decía que, debido a nuestra mala situación económica y por vez primera en muchos años, la emigración en España había superado a la inmigración. España vuelve a ser un país de emigrantes. Afortunadamente su llegada a otros países se da en condiciones totalmente distintas a las de los subsaharianos, pero ojalá se encuentren allá donde vayan un gesto equivalente al de los bañistas de Tarifa.


lunes, 25 de julio de 2011

EL IMPRESIONANTE DIRECTO DE VETUSTA MORLA


Sé que la imagen no es muy buena pero está tomada el sábado por la noche en el recinto de la Feria de Julio. Allí acudimos un grupo de amigos para ver a los madrileños Vetusta Morla en concierto. Desde las primeras canciones ya nos fuimos dando cuenta de lo bien que sonaban en directo y es que pocas veces he notado tan poca diferencia entre el disco y escucharlos al aire libre. En este aspecto ya me conquistaron  sobradamente durante las casi dos horas de concierto: lo disfruté muchísimo.
 El repertorio combinó sus dos únicos discos prácticamente al completo. Es cierto que el espectáculo ganaba puntos si la canción era del primer álbum, ya que sus temas se prestan más a la diversión del directo que las canciones del segundo disco de corte más personal.
 El concierto estuvo lleno de buenos momentos y el cantante demostró su entrega total en el escenario. Si tuviera que elegir, yo me quedo especialmente con "Saharabbey road" y "Sálvese quien pueda". En definitiva, un concierto que recordaré durante mucho tiempo.


 Nota final: tanto en el concierto del jueves con Calamaro como en éste, ambos artistas hicieron alusiones con más o menos gracia a la vergonzosa y aún patente corrupción política de nuestra tierra... ¡Qué ganas tengo de que seamos reconocidos por algo bueno!

"FAN" VIENE DE FANÁTICO


El pasado jueves y dentro de los conciertos de la Feria de Julio, fuimos a ver a Andrés Calamaro. Probablemente es el artista que más veces he visto en directo y , a pesar de sus altibajos, es con quien me siento más cerca de considerarme un "fan" en el mejor sentido del término.
 Calamaro cumplió en el escenario y tocó el repertorio que necesitaba para dejarme satisfecho, aunque también reconozco que faltó algo de novedad y frescura, pues prácticamente fue el mismo concierto que vimos hace un par de años.
Mi amigo Paco y yo aprovechamos la ocasión para lucir nuestras camisetas oficiales en el concierto, y eso es lo único que nos podía desmarcar de los simples admiradores. Cuando disfrutas en un concierto, saltas, cantas, haces palmas , levantas los brazos al ritmo de la música... todo forma parte de un divertido juego que sólo la música en directo te puede ofrecer. Otra cosa es lo que presenciamos a escasos metros de nosotros: cuando Calamaro empezó a tocar su éxito "Paloma", un individuo que vestía una camiseta de la selección argentina en la que en vez de Maradona ponía Calamaro, entró en un estado de éxtasis total. Subido a hombros de sus amigos, se quitó la camiseta y levantaba los brazos haciendo aspavientos como si ofreciera su cuerpo al escenario. Coreaba la letra y cerraba los ojos entrando en un trance místico mientras sus amigos le jaleaban y animaban a seguir montando el número. Él tenía que dar un paso más, tenía que ser más que nadie, así que émpezó a desabrocharse los pantalones para librarse de cualquier impedimento y ofrecer su cuerpo desnudo en sacrificio al artista argentino.
 Afortunadamente para el resto, la canción terminó, sus amigos le bajaron al suelo y le abrazaron como felicitándole por su proeza. Nosotros nos miramos pensando que el momento había sido bastante excesivo. Yo admito haberme emocionado en algunos conciertos pero lo de este sujeto era más propio de una adolescente histérica viendo a los Jonas Brothers, algo que aquí estaba bastante fuera de lugar. Y es que no hay que olvidar que "fan" viene de fanático.

Unos fans muy discretos

viernes, 22 de julio de 2011

LOS BORREGOS

Estos días he visitado la ciudad de París y aunque el clima no ha acompañado mucho, he podido disfrutar al máximo de los innumerables valores que han hecho que mucha gente la considere una de las ciudades más bellas del mundo. Como turista, sabes que hay determinados rincones en los que vas a coincidir con mucha gente y simplemente hay que echarle un poco de paciencia para hacer más llevaderas las colas y aglomeraciones.
 Ahora bien, hay veces que el turismo se transforma en borreguismo y convierten el interés en conocer algo en un momento de lo más absurdo. Cuando visitas el Louvre y entras en la sala donde está La Mona Lisa te encuentras algo parecido a esto:


 Allá al fondo del todo, entre los brazos de esa turista con coleta que levanta su cámara, se puede apreciar el cuadro de Leonardo. Cuando los turistas pasan a ser borregos te empujan, te pisan y te golpean sin ninguna consideración. Se agolpan y precipitan hasta los límites de seguridad de la obra para hacer una foto de mala calidad del cuadro. Pero a los borregos no les importa si la foto es equiparable a una postal o reproducción, a los borregos sólo les importa dejar constancia de que allí han estado y han cumplido con su deber turístico. Esto es lo más cerca que estuvimos de La Gioconda y me negué a intentar meterme en el tumulto para salvaguardar mi integridad física.
No voy a negar las virtudes de esta pintura de Da Vinci: es un bonito retrato que sirvió de modelo para artistas posteriores, un ejemplo de la técnica del sfumato y del empeño por conseguir la profundidad en la pintura. Ahora bien, los motivos por los que concentra tanto borreguismo son otros: hay muchos supuestos misterios que rodean al cuadro, desde la verdadera identidad de la señora, el motivo de la ausencia de cejas o incluso la duda de su embarazo. Quizás es el tema de la sonrisa lo que haya dado más de sí: resulta que la ligera sonrisa de la señora es "enigmática" y eso ha dado para un sinfín de estudios "científicos" de expertos en percepción visual que no llegan a acordar si realmente sonríe o esconde amargura.
 Sinceramente, a mí este tema me parece una chorrada descomunal y lo único que consiguen es que la gente llegue a perder la dignidad por ver un cuadro que, sin restarle calidad artística, es tan atractivo como centenares de obras que hay en el Louvre. Por poner un simple ejemplo, este precioso cuadro de Delacroix llamado Huérfana en el cementerio ofrece un montón de valores artísticos, pero como ningún supuesto misterio le ha acompañado a lo largo de los siglos, los borregos lo ignoran y no se agolpan ante él. De hecho, en la sala donde lo vimos no había más de tres o cuatro personas.


¿A quién mira esta chica? ¿Qué oculta entre su ropa? ¿Está asustada?... Si alguien se empeñara podríamos hacer de este cuadro un foco de atención borreguil. Prefiero que no.



jueves, 14 de julio de 2011

PRINCIPIANTES Y CRÍTICOS


"Beginners" (Principiantes) de Mike Mills

 Hal es un hombre que empieza a disfrutar de la vida en su última etapa. Oliver y Anna se enfrentan a una nueva relación lastrada por diferentes impedimentos personales. Hasta el perro del protagonista ha de acostumbrarse a una nueva situación. A lo largo de la vida, van surgiendo nuevos retos y etapas para los que no estamos preparados: todos somos principiantes. Esta película de Mike Mills, cineasta del llamado cine indie norteamericano y de quien ya había visto la interesante "Thumbsucker", ahonda en esta idea basándose en una experiencia personal.
 La película se presenta con una original propuesta visual que va acompañando una historia de corte intimista. En mi opinión, es el tipo de película que se queda a medio camino y que podía haber aprovechado sus buenas ideas de otra manera. Pienso que hay detalles que se quedan por desarrollar ( o explicar, como el personaje de la madre) y que no saca el suficiente partido de una parte muy interesante: la relación de Oliver con su padre. La película opta por hacer demasiado hincapié en la relación entre Oliver y Anna, resultando repetitiva y con algunos momentos innecesarios. En una estructura narrativa plagada de saltos en el tiempo, se mezclan momentos muy buenos con otros que no me decían nada, de modo que el resultado queda irregular. Salí del cine confuso porque quizás esperaba otra cosa, sin una opinión clara y pensando que podría haber sido una gran película.


Christopher Plummer e Ewan McGregor están fantásticos en sus personajes

Yo, que en esto de escribir sobre pelis también soy un principiante, me he topado con un sinfín de críticas positivas de los "expertos" que la califican, entre otras alabanzas, de "magnífica", "conmovedora", "de gran hondura emocional"... He tenido que echar un vistazo a decenas de críticas hasta encontrar los comentarios de un par de aficionados que en una web opinaban lo mismo que yo: una peli que está bien pero que reduce demasiado aspectos interesantes, explotando y estirando otros no tan imprescindibles. Eso sí, donde todos coincidimos es en la gran labor de sus intérpretes: Ewan McGregor, Christopher Plummer y Melanie Laurent.
Como os digo siempre, no os dejéis llevar ni por mí ni por los críticos, id a verla si os apetece y sacad vuestras propias conclusiones.

domingo, 10 de julio de 2011

HA VUELTO A PASAR...


Hace un par de años, la película "Resacón en Las Vegas" (horrible traducción del original "The hangover" que es simplemente "La resaca") supuso un gran éxito comercial. Además de contar con los favores del público, la crítica le dio el visto bueno e incluso ganó el Globo de oro a la mejor comedia del año. La película contaba la destartalada historia de unos tipos que, tras una descomunal juerga, no recuerdan nada a la mañana siguiente e intentan reconstruir lo sucedido.
Como es lógico, sus productores no han querido dejar escapar la ocasión de exprimir el éxito y han presentado su secuela: "Resacón 2: Ahora en Tailandia". Sin ninguna intención de arriesgar o innovar, han repetido exactamente el mismo esquema argumental con los mismos personajes, cambiando simplemente el escenario. Así, cuando Bradley Cooper  en el inicio de la película llama a su mujer por teléfono y le dice "Ha vuelto a pasar", sabes que te vas a encontrar con una nueva versión de la primera entrega. Puede que se haya perdido la espontaneidad de la primera parte, pero la verdad es que es igualmente divertida y salvo algún altibajo, te hace reír bastante.
 Una vez más , su humor no destaca por ser precisamente sutil incluso es bastante más salvaje. Parece que al comprobar que la fórmula funcionaba, sus creadores han avanzado un paso más y han hecho una película más bestia e igualmente hilarante. Lo mejor, como en la anterior, son los créditos finales con las fotografías de la noche que nunca vimos, así como la incorporación del personaje del mono. En cambio, puede que lo peor sea la sensación de que sigan exprimiendo el éxito en posteriores entregas y acaben estropeando el asunto.
 En definitiva, un plan divertido y sin complicaciones para soportar los calores del verano. 

viernes, 8 de julio de 2011

LOS DÍAS DEL ARCOÍRIS de Antonio Skármeta


 A mi amiga Laura le apasionan las historias relativas a las dictaduras, aquellas en las que sus protagonistas luchan desde la clandestinidad por conseguir la ansiada libertad. Por eso, cuando empecé esta novela del chileno Antonio Skármeta (El cartero de Neruda, El baile de la victoria...) pensé que era la lectura de verano ideal para mi amiga. Estuve tan acertado que sin haberle comentado nada, ella ya se la había comprado y la hemos estado leyendo al mismo tiempo.
 "Los días del arcoíris" narra la historia de varios personajes en las semanas previas al plebiscito que convocó Pinochet en 1988. Uno de estos personajes es un prestigioso publicista arrinconado por el régimen, a quien se le encarga la difícil tarea de idear la campaña publicitaria del "No" a Pinochet. Al mismo tiempo, nos cuenta la historia de Nico, el valiente hijo de un profesor que presencia como su padre es detenido en mitad de una clase por los militares. Ambas historias se entrecruzarán en un relato de prosa sencilla y que transmite el miedo, pero también el optimismo y la ilusión, por salir de la oscuridad de la represión. Skármeta hace un digno homenaje, no exento de humor, a los compatriotas que nunca perdieron la esperanza.
 Desconozco aún qué le ha parecido a mi amiga Laura, a mí me ha dejado bastante satisfecho y es un libro entretenido y recomendable. Después de leerlo, me ha resultado muy curioso comprobar la cantidad de vídeos reales que en Youtube hay sobre la arriesgada campaña del "No" y lo que debió suponer para el país. En cierto modo, me he contagiado un poco de la afición de Laura por estos temas.

martes, 5 de julio de 2011

NAUTILUS


 En el año 2003, después de años compartiendo coche con mis hermanos, mis padres me ayudaron a comprarme el que sería mi primer automóvil en propiedad. Cuando elegía el color en aquel concesionario de Benetússer que la crisis se ha llevado por delante, me fijé en un tono azul metalizado que se llamaba "Nautilus".
 Cuando me preguntaban de qué color era el Renault Clio que me había comprado, yo bromeaba respondiendo: "Azul nautilus". A partir de entonces, el nombre quedó asociado para siempre a mi  Clio y todos solían usar el término u otros apelativos más cariñosos como "El nauti" .
 Puede que mi Nautilus no hiciera 20.000 leguas de viaje submarino, ni fue conducido por ningún Capitán , pero me acompañó en mi personal odisea de institutos por el Sur de Alicante. Durante años, viajó de Valencia a Santa Pola y a Torrevieja en numerosas ocasiones y sin quejarse lo más mínimo. Es cierto que los que no sabemos de mecánica cumplimos con las revisiones a rajatabla, pero este coche nunca tuvo una avería. Si alguna vez me dejó tirado fue por cuestiones de batería, pero cumplió su papel como un campeón. 
   Además, el pobre ha pasado la mayor parte de su existencia durmiendo en la calle, lo que ha provocado que presente numerosos rascones por culpa de imprudentes que abren las puertas de sus coches sin cuidado. Aunque quizás su mayor rascón fue culpa mía, cuando con sólo seis semanas sufrió el típico caso de columna de garaje que sorprendentemente se mueve hacia tu coche. También padeció vandalismo fallero y de extrarradio que le dejó con un cristal roto y hasta tres veces un retrovisor colgando. En definitiva, un coche curtido en mil batallas. Lo que no sé muy bien es si se habrá resentido de mis momentos musicales desafinando a voz en grito cuando en la soledad de la carretera me daba por cantar...
Nautilus no era un coche potente, sus 65CV se notaban en las cuestas y en los últimos meses ha empezado a emitir ruidos en su carrocería, dándome a entender que estaba algo cansado. Por eso, ahora que me mandan de manera definitiva a Elda (Alicante) no he querido exponerle a un nuevo periplo de carreteras y le he buscado un sustituto. Nautilus se va a un concesionario donde espero que le valoren como se merece y es en estos últimos días que estoy compartiendo con él, cuando me he dado cuenta que me da un poco de pena deshacerme de mi compañero. Lo sé, es sólo un coche. Soy sentimental, pero tampoco es para tanto. Quizás sea porque los casi 8 años que lo he llevado han sido fantásticos y ahora no sé bien por qué, tengo la sensación de empezar una nueva etapa.
 Adiós Nautilus.