lunes, 16 de mayo de 2011

CUANDO EL PÚBLICO ENTRA EN ESCENA


"Hair" el musical

 Hace unos meses publiqué una entrada sobre la película "Hair" de Milos Forman y cómo me había marcado cuando tenía unos 17 o 18 años. Por esta razón iba con mucha ilusión a verla en su formato original: los escenarios.
 Lo primero que comprobé, es que la película supera con creces a la original versión teatral, por lo menos en cuanto a su argumento. Supongo que el cine es un medio que se presta a desarrollar más las historias por aquello de las diferentes localizaciones, pero es que la historia que presenciamos ayer entre canción y canción era demasiado simple. La verdad es que el film de 1979 supo aprovechar al máximo el texto teatral y su desenlace es más original. Quizás al ir tan condicionado por la película me llevé una pequeña decepción.
 La obra original de finales de los 60 creó una gran controversia por el tratamiento del tema de las drogas, las irreverentes mofas a la religión, la desnudez en el escenario y el vocabulario de algunos diálogos. En su día fue un escándalo que llegó hasta el Tribunal Supremo en Estados Unidos, pero finalmente el espíritu libre que desprende "Hair" venció en los tribunales y supuso el fin de la censura en los escenarios teatrales.
  Hoy en día, esos momentos tan controvertidos pueden resultar ingenuos con lo que ha llovido desde entonces. De todas formas, hubo un payaso que quiso denunciar la actual versión en Barcelona porque el hecho de que los actores fumaran en escena (se aclaró que eran cigarros de hierbas legales) contravenía la actual ley antitabaco. Con los años las polémicas son otras, pero parece que esta obra nunca se libra de ninguna.
 Aunque he visto musicales bastante mejores y con menos altibajos, reconozco que salí contento y disfruté mucho en algunos momentos. Como ya esperaba que las canciones que tantas veces había oído en su verisón original en inglés estuvieran traducidas, me acostumbré rápidamente a que The dawning of the age of aquarius fuera el comienzo de la era de acuario, o que Let the sunshine in fuera Abre el alma a la luz del Sol. Eso sí, tuvieron el detalle de que en el estribillo del tema que da título a la obra no dijeran "pelo, pelo, pelo". Además, y no es la primera vez que me pasa con un musical en este teatro, el sonido está calibrado de manera que el volumen de la música impide muchas veces escuchar la letra, así que daba igual si estaba o no traducida. Una lástima, porque los actores cantaban fenomenal.

Vosotros en el escenario y yo en la butaca, por favor.

Estimados hippies:
 Me encanta ir al teatro porque el hecho de tener a los actores creyéndose sus personajes a sólo unos metros de ti hace que las historias se vivan de manera muy diferente al cine, como más cercano. No es que sea ni mejor ni peor, pero sin duda es especial. Ahora bien, yo he pagado para verte trabajar y que me transmitas lo que quieras y lo que sepas, pero por favor, dejad tranquilo el espacio vital que rodea  mi butaca, que uno es muy vergonzoso. A ver, no penséis que soy un amargado, es simple timidez. Si yo entiendo que siendo la obra que es, queréis hacer partícipe al público de los principios básicos del movimiento hippie, pero en vez de relajarme y divertirme con el espectáculo estoy pensando todo el rato "que no me toque a mí, que no me toque a mí"



 Los actores y actrices de "Hair" rompen la barrera del escenario y circulan alegremente entre las butacas: te abrazan,te dan flores, te acarician el pelo o se suben a tus reposabrazos haciendo movimientos insinuantes. Este hecho hizo que me costara casi una hora poder relajarme y entrar en el juego. Aunque creo que mi amigo Jorge aún lo pasó peor: cada vez que el reparto bajaba del escenario, se agarraba con todas sus fuerzas a su asiento deseando que pasaran de largo.
 Admito que pasado el tiempo cambié de actitud. No sé si porque me contagié del buen rollo que ofrecia el espectáculo o porque quería amortizar los 40 eurazos de la entrada. El caso es que acabamos subidos al escenario, margarita en mano, a cantar y bailar el número de despedida entre los actores. Puede que la obra no fuera todo lo buena que esperaba, pero acabé pasándolo muy bien y sobre todo, nos quedamos con la broma de sentir que habíamos "actuado" en el escenario del Olympia.


Fotos que nos hizo Jorge de nuestro momentazo en el escenario, aunque él tuvo que ser convencido por uno de los hippies de la tribu. María, Laura y yo, en cambio, estábamos encantados.

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